La mayoría de las personas creen que la clave de la riqueza es poseer un trabajo que pague cinco, diez o cien veces más que el trabajo medio. Sí, es más fácil acumular bienes si tienes unos altos ingresos por trabajo cada mes, pero el verdadero secreto para aumentar su valor es gastar menos e invertir más y mejor.
¿Qué es la riqueza? La riqueza es la parte de tu patrimonio neto (activos menos pasivos) que genera ganancias de capital, ingresos y dividendos sin necesidad de usar tu propia mano de obra. Si eres médico o abogado, necesitas dedicar largas horas de trabajo después de años de formación especializada para obtener una nómina a fin de mes. Por otro lado, si tienes una cartera de acciones, negocios, bonos, fondos de reparto, bienes raíces en alquiler, patentes, marcas, y otros generadores de dinero en efectivo, puedes tumbarte en la piscina mientras el dinero entra en tu cuenta corriente. Además, a diferencia de un empleado asalariado, la riqueza no te puede despedir, la tienes que malgastar. Es mucho más fácil perder un trabajo que acabar con una cartera de activos bien construida. (Ni que decir tiene que si tu trabajo te divierte, te llena de orgullo y es tu verdadera vocación, lo mejor que puedes hacer es conservarlo.)
El nivel de tu riqueza se debe medir por la cantidad de tiempo que podrías mantener tu nivel de vida sin un sueldo adicional. En otras palabras, si tienes que dejar de trabajar ahora mismo, ¿cuánto tiempo puedes mantener tu patrón de compra de coches, ropa, clases de música, matrícula universitaria, ocio, etc? La persona promedio no está bien educada en estos conceptos, por lo que incluso los que más ganan por su salario no dejan de preguntarse por qué no progresan financieramente.
Y tú, ¿estás dispuesto a alcanzar la verdadera riqueza? ¿Estás dispuesto a alcanzar la libertad?